domingo, 12 de febrero de 2017

Todos los recuerdos son falsos, hasta que son novelados

Sólo existen los recuerdos cuando son novelados. No es posible entenderlos de otra forma. Es necesaria la palabra para que los recuerdos sean... simplemente comprensibles; de esa manera, al expresarlos embellecidos con la interpretación de la mente, adquieren -los recuerdos- su calidad de modelos, de metas o propósitos y son capaces de explicar el pasado. Ya construirán después el presente, y sobre todo, será desde los recuerdos desde donde surgirá un futuro.



A la Historia, le ocurre algo parecido a los recuerdos. Cuanto más novelada sea la historia más capacidad tendrá para cumplir su cometido: ayudar para que el presente sea más rico y fructífero.
Imaginar el pasado -la historia-, incluso fantasearlo, o rellenarlo de palabras, también  podrá mejorar nuestras perspectivas de futuro, y con ello, dar un empujoncito al  presente, ese que siempre se había conformado con ser el hijo incómodo del pasado.
Por esta razón la novela histórica es más abundante de lo que se piensa, porque toda historia es novelada y no podría ser de otra manera.
A los hechos les pasa lo mismo ¡pobres!, precisan ser novelados, si quieren existir.
¿Y los personajes?... ni más ni menos, solamente podrán adquirir dicho privilegio -abandonar su estado de papel- si son transformados en carne de palabra.
Por último, la fantasía, el mayor logro de los humanos, será fantasía exacta cuando sea novelada.
Pondré algún ejemplo de lo que quiero decir: cuando un miembro de un matrimonio cuenta episodios sueltos de su experiencia, nadie podría comprender lo que ocurre realmente dentro de la pareja sin   un relato ampliado (novelado) que explique las desavenencias o la íntima comunión entre ambos.
En el cine tampoco puede el observador conformarse con la película incompleta; el film postmoderno con un final abierto siempre deja insatisfecho. ¡Vivan las películas con finales redondos! En general
¡vivan las redondeces!
Con "novelado" quiero decir narrado con coherencia para que el relato adquiera un significado.

2 comentarios:

  1. Me encanta esta entrada sobre los recuerdos, o mejor dicho, sobre la necesidad de novelar lo importante de nuestras vidas: recuerdos y hechos. Entiendo que lo novelado es narrado, me gustaría preguntarte si piensas que al preponderar la necesidad de narrar todo, estás siendo un idealista lingüístico, ¿estás preponderando el lenguaje sobre la realidad? o, por el contrario, ¿crees que tu valorización de lo narrado es compatible con la "realidad"?

    ResponderEliminar
  2. Gracias Elena por tu comentario.
    Me cuesta mucho pensar en dos a´mbitos separados, lenguaje y realidad. Para mi es contraintuitivo que exista una realidad y luego una forma de narrarla-novelarla. Y sí, lo narrado me parece compatible con la realidad; y de no ser así, dame un solo dato (aunque sea estadístico), o un solo hecho que no hayas narrado y me lo cuestionaré.

    ResponderEliminar