martes, 14 de febrero de 2017

Ingenio lego de Marcelo Matas: fichero de estilos bellos

Cuando uno lee algo que no sólo le gusta literariamente sino que aprende de ello, necesita compartirlo. Acabada mi lectura de Ingenio lego de Marcelo Matas quisiera hacer un esbozo de alguno de sus bellos relatos.
En el primer relato el narrador, tras fingir ser un caballero, declara "que en los siglos venideros nadie ha de acordarse de mi", finge después conocer a Cervantes Saavedra, a Don Miguel, se pone nada menos que a su altura y al final le arregla "un puñado de versos", un soneto. Sin olvidar lo que envilece "la alabanza propia".
Continúa con una Travesía por el Atlántico hacia las Américas: cuenta la historia de un "mozo de quince años, con toda la vida por delante, embarcado con otros paisanos suyos (...) unido a la fortuna"  que desea soltar un "lastre de añoranza". La singladura del viaje está bellísimamente narrada, aunque lo mejor es la exactitud con la que se cuenta la calma chicha, esa que conocemos tan bien los que hemos navegado. El viaje parece acabarse con la misma historia con la que empezó.
En el pequeño relato titulado Agua de palabras comenta varias veces lo que significa "la piel del libro".  En sus páginas podemos leer los diferentes estilos que puede adoptar un buen relato: "Repasas las páginas marcadas, eliges la frase que más se ajusta a la sensación que te acaba de causar la lectura, al poso entretenido, cómodo, reflexivo, trágico, épico, lírico o indiferente -esos son algunos de los estilos que apunta Marcelo- que se te va a quedar ya para siempre pegado a la memoria..." Magnífico cuento que termina como empezó, con un repudio a quien tira los libros.
En Gesticulando voces trata la polifonía. Establece un coloquio corto entre personajes con distinta voz, alguna imaginaria.
En Por la piel se centra en un único acontecimiento, en un magnífico recuerdo. Describe con exactitud el puñetazo continuo, parecido a la aceleración continua, si ello fuera posible.
En Al final el silencio el autor se pone "patafísico" y habla de lo que realmente importa, la muerte, que el autor no desea, ni por accidente, ni por asesinato, ni suicidio. Todos estamos o somos "premuertos". Capta un pensamiento filogenético al establecer que "las ideas nunca son de uno (...) flotan en el aire...". Reconoce que cada vez que alguien se muere se le acaba el mundo, "es el fin del mundo para quien se muere". Por último cuenta con abrasadora belleza lo que debe sentirse antes de reventarse contra el suelo, en ese instante en el que se piensa muy deprisa, "para pensarlo todo".  Sólo quedará el silencio.        
Relatos magistrales y mágicos para leer detenidamente.

3 comentarios:

  1. Muchas gracias, amigo Alfredo, por tu elogiosa lectura y por tu generosidad al compartirlo. Un abrazo.

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  2. Buena recomendación, la leeré sin dudarlo. Por lo que comentas, ¿los diferentes relatos los interpretas como diferentes estilos literarios?

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  3. Gracias Elena por tu comentario.
    Sí, son relatos que han sido pensados, según mi opinión, desde la forma más que desde el contenido. Están todos magistralmente construidos, adecuando el logos a lo que se quiere contar. Son diferentes voces con las que intenta imitar los diferentes estilos en la escritura. Forma y contenido vuelven a ser la misma cosa.

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