domingo, 22 de marzo de 2015

A la caza de mi heterónimo favorito

Mi heterónimo favorito tendrá que poder firmar por mi. En dicha búsqueda me encuentro: tal heterónimo debe ser  narrador y personaje al mismo tiempo. Deberá gozar de identidad propia, además de comprender la pluralidad de visiones y las distintas subjetividades del mundo en el que se mueva.
No será un artilugio tras el que esconderme. Tendrá que parecerse a una figura que no le ataque el cansancio: se le exige ser prolífero y tener el deseo constante de narrar. Puede incluso parecer un pedantorro, y aunque no tiene por que gozar de todo mi beneplácito, necesito que sea un tanto irritante, pues sin esa característica no le es fácil narrar una historia. Se le permite ser irritante porque no ha de satisfacer a ninguna época. Me valdría con que fuese  además vulnerable, y sobre todo que yo le permita firmar por mi.

5 comentarios:

  1. A pesar de que creo haber entendido el concepto nuevo que introduces, me gustaría que me explicases qué diferencias existen entre el heterónimo y el pseudónimo. Gracias y un saludo.

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  2. ¡Qué interesante es tu apreciación! Como ambas acepciones son prácticamente sinónimas cada pensador puede aderezarlas como guste, o mejor aún, como sepa y pueda.
    Utilizo seudónimo a la manera filológica, sólo como una figura tras la que se esconde un autor, no solamente por intentar ocultar sus verdaderas creencias, sino por aumentar con ello sus "adornos" literarios. En cambio heterónimo, con su carga más semántica, lo utilizo como una forma de expresión mucho más prolífica. El heterónimo, al ser además un personaje, goza de esa perspectiva, puede cambiar a lo largo de las novelas, puede crecer, ser cada vez más listo, e incluso suicidarse.
    El heterónimo no sólo tiene un nombre, como ocurre con el seudónimo, pues él puede ser lo irritante que el autor desee, incluso puede mantener una ideología, cosmovisión, idiosincrasia... totalmente contrarias a la del autor, incluso repugnante.
    Espero haberte respondido bien.

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  3. No solo me has respondido bien sino que además me parece sumamente interesante la figura del heterónimo, figura a la que hasta ahora no había prestado mucha atención. Gracias de nuevo.

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    1. Me ha interesado mucho la diferencia que has establecido entre heterónimo y seudónimo. En numerosas ocasiones creo que tendemos a asimilarlos. Me ha quedado clara la diferencia. Lo que más me ha intrigado de tu reflexión son las caracterísiticas que exiges a tu heterónimo. ¿Son características generales que debe cumplir cualquier heterónimo o te refieres a uno en concreto para una próxima novela tuya?

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    2. Efectívamente, no son características generales del concepto o mejor aún, de la figura de heterónimo. Yo estaba pensando en un tipo preciso de heterónimo, preparado a la carta para mi próxima novela. Este podrá firmar en mi nombre, para lo cual tiene mi beneplácito, aunque sus características le hacen muy peculiar. Pronto sabrás más de él. Gracias por tu interesante comentario.

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